Un poco de Historia

Aunque en la zona de Castril hay restos de asentamientos humanos desde el Neolítico y la Edad del Bronce (forma parte de la Ruta de los Primeros Pobladores de Europa), fue en la época de dominación Púnica cuando se asentaron los primeros pobladores en la zona del pueblo; el historiador Tito Livio sitúa en la zona la derrota y muerte del general Amílcar Barca. Después fueron los romanos los primeros que utilizaron su famosa peña como protección para un campamento militar que luego se convertiría en villa. De hecho, su nombre podría derivarse del término latino «castrum» (campamento).

Durante la dominación musulmana, en la época de dominación Almohade se convirtió en una ciudad fortificada y fue bautizada como Hisn (castillo) de Qastal. La primera población se limitó a unas cuantas casas en el recinto inferior del castillo y algunas mas apiñadas junto a las defensas de la fortaleza. Ya en época del Reino de Granada y tras los muchos vaivenes que sufrió la frontera fue importante en la vigilancia de las frontera ya que controlaba un amplio espacio de gran importancia estratégica vigilando el acceso a la zona nazarí de los caballeros del Adelantamiento de Cazorla y de la Orden Militar de Santiago a través de la zona de los Prados del Conde, justo sobre la zona del nacimiento y paso muy antiguo de migraciones y ejércitos hacia Levante y la zona de Cazorla.

Al-Zuhri, geógrafo granadino, describe Castril como una fortaleza en cuyo patio había una gran piedra lisa de la que brotaba tal cantidad de agua que podría mover ocho piedras de molino.

En 1488 la fortaleza capituló ante las fuerzas de los Reyes Católicos. Tras la toma de la fortaleza la población originaria abandonó prácticamente el lugar, bien por ser familias de las fuerzas nazarís bien por temor a los nuevos conquistadores; el resultado fue el despoblamiento casi total de la villa.

Los Reyes Católicos otorgaron el Señorío de Castril a su secretario Hernando de Zafra como recompensa a sus muchos servicios y en el se incluía «desde la hoja del árbol hasta la piedra del río«. Visto que D. Hernando, aparte de fiel servidor de los reyes, era un hombre de negocios comprendió bien pronto que pocas rentas podía obtener de un lugar despoblado y si gastos del mantenimiento de la fortaleza y su guarnición, por lo que el 13 septiembre de 1490 otorgó una «Carta Puebla» para la repoblación de Castril, hecho curioso es que fue la primera Carta Puebla no otorgada ni promovida directamente por el poder real en los nuevos territorios conquistados a los nazarís.

En la misma se animaba a los antiguos pobladores musulmanes a que retornaran a sus viviendas con unas cláusulas favorables a los mismos: el horno y sus rentas quedaría para la manutención del alfaquí y la mezquita, además se prohibió a los nuevos pobladores cristianos criar cerdos en las huertas y lugares donde habitasen musulmanes, así como conceder el cargo de alguacil al antiguo alcaide de la fortaleza nazarí y la promesa de que, perpetuamente, serían los musulmanes quien nombrasen al alguacil, y no los reyes como tenían por norma; promesa que los Reyes Católicos obviaron.

Reyes Católicos
Portada de la Lonja
Iglesia de Castril. Portada de la Lonja.
En al año 1486 el Papa Inocencio III otorga una Bula a los Reyes Católicos para que puedan erigir iglesias en los territorios conquistados a los musulmanes. En esta situación el arzobispo de Toledo, Pedro González de Mendoza, el 21 de mayo de 1492 promulga una Bula para levantar la Catedral de Guadix, la Colegiata de Baza, Santa María de la Encarnación de Huéscar y la de Santa María de Castril , que a partir del s. XVIII se llamará de Nuestra Señora de los Ángeles. Esta amplia empresa constructiva tenemos que observarla teniendo en cuenta que en esa época el Arzobispado de Toledo y la Orden de Santiago (con el Obispado de Santiago detrás) se disputaban la jurisdicción eclesiástica de la zona, con lo que el arzobispo de Toledo pretende poner punto y final a la disputa, cosa que consiguió.

Fue Hernando de Zafra quién sufragó los gastos de la construcción de la iglesia que se inició en los últimos años del s. XV. Consta de tres naves y estaba coronada por un artesonado mudéjar. Construida en estilo renacentista hay que destacar sus dos portadas: la del sur, conocida como Puerta del Sol de estilo plateresco con influencias de Alonso de Covarrubias con bellas filigranas y rematada por un tímpano donde se encuentra el escudo del Cardenal D. Juan Tavera, Arzobispo de Toledo; la portada está muy deteriorada debido a la poca dureza de la piedra en que se construyó. La puerta, de la escuela granadina renacentista, parece ser la original y está rematada con clavos de hierro de los que sobresale cabezas de águila en alusión, quizás, al escudo del Cardenal Tavera que al parecer sufragó esta portada.

La puerta norte, conocida como Puerta de la Lonja, está realizada en una piedra mas dura y es de estilo herreriano, la corona una hornacina con una figura tallada en piedra y policromada de la Virgen con el Niño. Hay una inscripción con el nombre del beneficiado (y mayordomo de las obras del templo) Don Juan Fernández Malpartida y la fecha de 1612, que tal vez indique la terminación del edificio. Son de destacar las aldabas de la puerta.

En la iglesia hay otros tres elementos a destacar: La gárgola, situada justo a la derecha de la Puerta del Sol, es un detalle gótico en esta portada renacentista y cumple funciones de desagüe. La reja carcelera que se encuentra en la cabecera del templo también es de estilo gótico y presenta un interesante diseño. El reloj de sol, ubicado en la Puerta del Sol está pintado al temple, enmarcado con un doble filete en rojo y presenta los números en caracteres romanos, además de una inscripción que podría indicar el autor de la obra (quizás Francisco Antonio J.) y otra 1826, haciendo referencia a la fecha de construcción del mismo.

Según el Catastro del Marqués de la Ensenada (1750-1753) Castril cuenta «que enel Casco dela villa abrá hasta dos cientos y cinquenta Vecinos y como hasta treinta y seis en los Cortijos de su término«, lo que equivaldría a una población de unos 1125 habitantes en la villa y de unos 162 en los cortijos; Vecino era el cabeza de familia, y se toma como media de componentes por familia 4,5 personas, eso sin contar con los «pobres de solemnidad» que no eran tenidos en cuenta ya que no contribuían y siendo las viudas contabilizadas como 1/2 vecino (¡!).

En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850) de Pascual Madoz en su volumen VI, página 200, aparece Castril y nos cuenta que «es saludable, alegre y abundante de buenas aguas. Tiene 350 casas de construcción sencilla y 6 varas de altura, una plaza y 12 calles, todas en ladera escepto la principal, irregulares y de mal piso«. También comenta que en el Llano de Tubos había un gran almacén, perteneciente al Estado que recogía el alquitrán que se extraía del arbolado de la sierra y bajo la inspección de un oficial de la Marina, a la que estaba destinado el mismo. Castril contaba en esos años con «405 vecinos y 840 almas». Como dato anecdótico resaltar que aunque se producía vino en Castril el mismo faltaba las 2/3 partes del año y había que importarlo…

Plano de Castril en el Catastro de La Ensenada
Puerta del Sol
Iglesia de Castril. Portada del Sol, donde se aprecian los restos del incendio de 1810.
En el siglo XIX  Castril se convirtió en escenario de importantes enfrentamientos, tanto durante la Invasión Napoleónica como en la Primera Guerra Carlista.

Durante la ocupación napoleónica de España la situación estratégica de Castril, como hemos visto antes, en las comunicaciones con Levante y Murcia hizo que las tropas francesas pasasen habitualmente por Castril en sus desplazamientos de diez a a doce mil hombres lo que provocó continuos robos, saqueos y muertes de vecinos, además de los impuestos exigidos, dejando al pueblo sumido en la miseria. Estando así la situación los vecinos decidieron enfrentarse a las tropas con las armas que tenían, escopetas en su mayor parte, teniendo lugar numerosos enfrentamientos, lo cual irritó enormemente al general Milhaud que estaba al mando del Volante 5º de Dragones con base en Baza. El 26 de junio de 1810, aún de madrugada, cuatro columnas de tropas francesas entraron a «sangre y fuego» en el pueblo desde cuatro direcciones distintas arrasando, destruyendo y matando todo lo que encontraron a su paso, el pueblo fue incendiado casi en su totalidad, los restos de este incendio aún se pueden apreciar en la Puerta del Sol de la iglesia, cuyo artesonado mudéjar no resistió el incendio y se vino abajo, quedando únicamente sus muros en pie.

Por otra parte en 1838, durante la Primera Guerra Carlista, y enmarcada en la conocida como Tercera Expedición de Basilio García fueron derrotados en la conocida como «Batalla del Llano de Tubos» los expedicionarios navarros al mando de D. Basilio, así como cuatro batallones mas, al mando del brigadier Tallada, y que les había cedido el general Cabrera, pudiendo escapar tanto D. Basilio como Tallada en direcciones distintas y con un reducido grupo cada uno.

De gran riqueza forestal, la industria del vidrio, la política maderera desde Felipe II (parte de sus bosques se usaron para la Armada Invencible) y la seguida hasta la primera mitad del siglo XX, acabó con gran parte de sus bosques.